martes, 12 de mayo de 2009

ABC Domingo 10-05-09

El anuncio de la Comunidad de Madrid de construir un nuevo aeropuerto en el suroeste de la Comunidad, con el fin de descargar de tráfico el aeropuerto de Madrid-Barajas, choca con algunas dificultades, aunque con un poco de diálogo y negociación pueden quedar resueltas. Por un lado, los miembros de la plataforma de oposición a que dicho aeropuerto se levante en terrenos colindantes con la urbanización Calypo-Fado, situada en el término de Casarrubios del Monte, han arreciado sus protestas por los perjuicios medioambientalles -ruidos y otro tipo de contaminación- que a su juicio acarrearía. Tanto el Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha como la Dirección General de Transportes de la Junta han recibido cartas de este colectivo pidiéndoles que actúen en contra de este proyecto.

Pero al margen de esta protesta social, existe otra barrera de índole administrativa y legal: la existencia desde hace nada menos que 17 años del aeródromo de Casarrubios-El Álamo, el más importante de España dentro del sector privado, cuyo espacio aéreo quedaría invadido por la infraestructura aérea que prevé al Comunidad de Madrid. Es decir, serían incompatibles la actual instalación, que goza de todos los permisos legales y administrativos, y la futura.

Compatibilidad

Pero precisamente en la existencia de la primera puede estar la solución para la segunda, siempre y cuando exista el entendimiento suficiente para ampliar el aeródromo que ya opera con una pista más. Así se terminaría también con la resistencia de los vecinos de las poblaciones limítrofes, que no ponen objeción al funcionamiento del aeródromo de Casarrubios-El Álamo.

Esta infraestrucura, que lleva funcionando desde 1996, se ha convertido en el aeródromo privado más importante de España, con un promedio de vuelos diarios que supera las 300 operaciones. La infraestructura, que pertenece a la empresa Aerohobby S. L., dispone de una pista operativa de 1.000 metros de longitud, curiosamente 700 de ellos dentro de los límites de la provincia de Toledo y unos 300 en la de Madrid. Alberga más de 250 aviones en sus hangares, de los que 170 son individuales y el resto colectivos.

Asimismo, hay más de 40 empresas que generan en torno a 150 empleos directos y más de 500 indirectos. Destaca la existencia de una fábrica de avionetas y de autogiros, además de talleres de mantenimiento, fotografía aérea y varias escuelas de pilotaje, tanto ULM como VLA. Sirve de base fija operativa y de mantenimiento a los helicópteros del Sescam, Policía Nacional y Guardia Civil. También alberga un centro de control aéreo, un restaurante-cafetería y una gasolinera, así como quince centros de mantenimiento autorizados por Aviación Civil. De su actividad habla el hecho de que en algún día se han llegado a concentrar más de 1.500 personas alrededor de todas estas actividades.

Ampliar a dos pistas

Los planes de la Comunidad de Madrid de construir la nueva pista en una zona muy cercana chocan evidentemente con el espacio aéreo del aeródromo de Casarrubios del Monte, ya que su radio de acción quedaría superpuesto, haciéndoles incompatibles e impidiéndole así ejercer cualquier actividad aeronáutica.

No obstante, fuentes consultadas señalaron que más que buscar la incompatibilidad y la exclusión, la fórmula más ventajosa sería la existencia de dos pistas orientadas en paralelo -la existente del aeródromo y otra de nueva construcción- y con un único espacio aéreo. Este mismo caso se da entre el aeropuerto de Mahon y San Luis en Menorca, o en el propio Barajas.

También se da la circunstancia de que en el caso del nuevo aeródromo sólo cabe esa posibilidad si quiere respetar el impacto ambiental por huella sónica, para lo cual debería cruzar la pista entre la provincia de Toledo y Madrid. Al mismo tiempo, esta fórmula de dos pistas daría lugar a una mayor capacidad de tráficos, dependiendo del tipo de aeronaves, ganando así en operatividad y seguridad, al repartirse el tráfico entre las dos pistas y evitando que una sola naciera ya saturada.

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